domingo, 19 de junio de 2011
¿Qué es exactamente una caloría?
La caloría es la unidad de energía: es la cantidad de energía necesaria para elevar 1ºC la temperatura de un gramo de agua. Habitualmente en nutrición se utilizan valores en el rango de kilocalorías, pero a menudo se les llama, erróneamente, calorías.
What is love?
It is a question we can do often and in most cases there is no answer to a question so complicated that it is love, I think the answer is within each and every person has their idea of love, just have to look within that response. Therefore, to arrive at the answer to the question
What is love? All we do is look within and find what love is and what is this for us ...
What is love? All we do is look within and find what love is and what is this for us ...
jueves, 9 de junio de 2011
¿Que es la flexibilidad?
La flexibilidad depende de:
Dado que los músculos que pasan por el crecimiento en tamaño pero no en longitud, cuando un músculo crece a través de su hipertrofia muscular lado opuesto (el antagonista) se tiene que alargar, y la flexibilidad absoluta es el término para describir un músculo de longitud, en sí misma, donde relativa flexibilidad es la flexibilidad de un conjunto, en comparación con sus antagonistas movimiento.
Por ejemplo,el empidoide músculo del pie se extiende hacia el suelo (plantarflexion) y la espinilla músculo flexiona los pies en la dirección opuesta (dorsiflexion). Si una persona del ternero es demasiado fuerte no va a ser lo más flexible frente a la espinilla del músculo, y plantarflexion se muestran relativamente inflexible en comparación con dorsiflexion utilizando la persona más débil, pero más flexible sin muscular , existe pasiva y activa hace rato. Ejemplos: gimnasia artística.
Práctica de flexibilidad:
1. El método estático pasivo : Es la forma de trabajar la flexibilidad más utilizada y la que más beneficios trae, gracias a su sencillez y mínimo riesgo. el músculo se estira lentamente hasta su máximo sin que se produzca dolor o alguna sensación desagradable. El estiramiento pasivo consiste en asumir una posición y mantenerla con ayuda de otra parte del cuerpo, de una asistente o de algún aparato
2. El método estático activo : La eficacia midiendo en tiempo empleado y resultados supera al anterior, pero requiere de mayor esfuerzo y concentración. También aumentan los riesgos. La forma general de trabajo es: se estira un músculo hasta su tope, una vez en esta posición el antagonista intenta recuperar la posición inicial mediante una contracción isométrica de unos segundos, mientras continua la fuerza, ya de un compañero o del propio sujeto, para buscar un nuevo tope de elongación.
3. El FNP o método de facilitación neuromuscular propioceptiva : Es la manera más eficaz teniendo en cuenta el tiempo empleado, pero también es la más dificultosa y exigente, además necesita de un profesional o un compañero preparado. Se estira un músculo hasta su tope, una vez en esta posición el antagonista intenta recuperar la posición inicial mediante una contracción isométrica de unos segundos, el compañero o una pared impide que el movimiento, luego el músculo que se estira se relaja, pero sin perder la elongación (posición de estiramiento), para nuevamente intentar una máxima elongación del músculo que estamos estirando. También es llamado el método basado en la contracción-estiramiento, en el que se realiza una contracción isométrica durante 6-8 segundos y más tarde se realiza un estiramiento, consiguiendo mayor amplitud en el movimiento. El ejercicio debe de realizarse repitiéndolo de 8-10 segundo y de 3 a 5 veces.
4. El método balístico : Es la forma desechada por su poca eficacia y su alto riesgo de lesión. Pero usada con resultados durante muchos años, pero su eficacia es menor al resto, así como su riesgo es mucho mayor. Su forma básica de realización es con un movimiento ejercido por fuerzas internas, en el cual se lleva una articulación a su máximo de estiramiento, repitiendo el proceso un número determinado de veces. Algunos autores consultados no recomiendan esta forma de mejora de la flexibilidad en resumidas cuentas por las siguientes razones: Al ser el estiramiento del músculo muy rápido, este no cuenta con el tiempo necesario para adaptarse a esta nueva elongación y en cambio se fuerza las partes menos flexibles de las que componen una articulación. La propia fisiología del músculo cuando se le impone una elongación repentina responde reflejamente con una contracción involuntaria. Esto produce un aumento de la tensión en el músculo, haciendo muy difícil la mejora del rango de movimiento y disminuyendo la pérdida de flexiblidad.
- La elasticidad muscular: es la capacidad de los músculos de acortarse y alargarse pudiendo volver a su forma original.
- Movilidad articular: grado de movimiento de cada articulación. Varía según la articulación y la persona.
- La herencia (genes)
- El sexo (las mujeres son más flexibles)
- La edad (a menor edad más flexibilidad)
- El tipo de trabajo habitual (posturas)
- La hora del día (por la mañana es mejor que a lo largo del día)
- La temperatura ambiente y la temperatura muscular (a más temperatura, mayor será).
- El grado de cansancio muscular
Dado que los músculos que pasan por el crecimiento en tamaño pero no en longitud, cuando un músculo crece a través de su hipertrofia muscular lado opuesto (el antagonista) se tiene que alargar, y la flexibilidad absoluta es el término para describir un músculo de longitud, en sí misma, donde relativa flexibilidad es la flexibilidad de un conjunto, en comparación con sus antagonistas movimiento.
Por ejemplo,el empidoide músculo del pie se extiende hacia el suelo (plantarflexion) y la espinilla músculo flexiona los pies en la dirección opuesta (dorsiflexion). Si una persona del ternero es demasiado fuerte no va a ser lo más flexible frente a la espinilla del músculo, y plantarflexion se muestran relativamente inflexible en comparación con dorsiflexion utilizando la persona más débil, pero más flexible sin muscular , existe pasiva y activa hace rato. Ejemplos: gimnasia artística.
Práctica de flexibilidad:
1. El método estático pasivo : Es la forma de trabajar la flexibilidad más utilizada y la que más beneficios trae, gracias a su sencillez y mínimo riesgo. el músculo se estira lentamente hasta su máximo sin que se produzca dolor o alguna sensación desagradable. El estiramiento pasivo consiste en asumir una posición y mantenerla con ayuda de otra parte del cuerpo, de una asistente o de algún aparato
2. El método estático activo : La eficacia midiendo en tiempo empleado y resultados supera al anterior, pero requiere de mayor esfuerzo y concentración. También aumentan los riesgos. La forma general de trabajo es: se estira un músculo hasta su tope, una vez en esta posición el antagonista intenta recuperar la posición inicial mediante una contracción isométrica de unos segundos, mientras continua la fuerza, ya de un compañero o del propio sujeto, para buscar un nuevo tope de elongación.
3. El FNP o método de facilitación neuromuscular propioceptiva : Es la manera más eficaz teniendo en cuenta el tiempo empleado, pero también es la más dificultosa y exigente, además necesita de un profesional o un compañero preparado. Se estira un músculo hasta su tope, una vez en esta posición el antagonista intenta recuperar la posición inicial mediante una contracción isométrica de unos segundos, el compañero o una pared impide que el movimiento, luego el músculo que se estira se relaja, pero sin perder la elongación (posición de estiramiento), para nuevamente intentar una máxima elongación del músculo que estamos estirando. También es llamado el método basado en la contracción-estiramiento, en el que se realiza una contracción isométrica durante 6-8 segundos y más tarde se realiza un estiramiento, consiguiendo mayor amplitud en el movimiento. El ejercicio debe de realizarse repitiéndolo de 8-10 segundo y de 3 a 5 veces.
4. El método balístico : Es la forma desechada por su poca eficacia y su alto riesgo de lesión. Pero usada con resultados durante muchos años, pero su eficacia es menor al resto, así como su riesgo es mucho mayor. Su forma básica de realización es con un movimiento ejercido por fuerzas internas, en el cual se lleva una articulación a su máximo de estiramiento, repitiendo el proceso un número determinado de veces. Algunos autores consultados no recomiendan esta forma de mejora de la flexibilidad en resumidas cuentas por las siguientes razones: Al ser el estiramiento del músculo muy rápido, este no cuenta con el tiempo necesario para adaptarse a esta nueva elongación y en cambio se fuerza las partes menos flexibles de las que componen una articulación. La propia fisiología del músculo cuando se le impone una elongación repentina responde reflejamente con una contracción involuntaria. Esto produce un aumento de la tensión en el músculo, haciendo muy difícil la mejora del rango de movimiento y disminuyendo la pérdida de flexiblidad.
Comer mal es peor que fumar
Comer demasiadas hamburguesas puede producir obesidad y aumento del colesterol. Al igual que se avisa en los paquetes de tabaco, los consumidores deberían estar advertidos de las consecuencias del consumo de ciertos alimentos. Los cambios en la dieta han sido vertiginosos en los últimos años y, como señalan expertos en nutrición, la tendencia es a peor. Comer mal, además, no sólo produce obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares. Están aumentando las alergias e intolerancias y también otros trastornos, de carácter más leve, que merman la calidad de vida. Hasta tal punto que, si no se invierte esta tendencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé algo nunca visto: que los nacidos después de 2000 tengan menos esperanza y calidad de vida que los que nacieron antes.
Manuel Serrano-Ríos, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de Medicina, opina que "globalmente, una mala nutrición es un factor de riesgo más grave que el tabaco, ya que su impacto es mayor sobre muchos sistemas". Un grupo de expertos del Consejo Científico del Instituto Danone, que preside Serrano-Ríos, debatió la semana pasada sobre la importancia de invertir la mala tendencia en la alimentación durante un curso sobre nutrición y salud pública en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Pilar Cervera, ex directora del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética, también opina que las secuelas de comer mal se extienden más que las del tabaco. "Por eso tienen efecto las luchas contra el tabaco, porque se habla de consecuencias más concretas", asegura Cervera.
La obesidad, que ha sido la primera enfermedad no infecciosa de la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una pandemia, es la consecuencia más visible de una mala alimentación. Pero la necesidad de volver a la dieta mediterránea se apoya además en otros factores: "La prevalencia de alergias e intolerancias ha aumentado muchísimo en los últimos años", afirma Ascensión Marcos, experta del Grupo de Inmunonutrición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "Los malos hábitos en la alimentación repercuten en el sistema inmune", incide Marcos, "y aunque muchas alergias e intolerancias alimentarias están sin diagnosticar, se está diciendo que en 2010 entre el 40 y el 50% de la población europea va a padecer algún tipo de alergia".
La dificultad de diagnóstico se extiende a otros de los efectos de la mala nutrición, "trastornos sin gravedad pero que van mermando la calidad de vida, y de los que la gente no se preocupa hasta que no son verdaderos problemas", afirma Pilar Cervera. "El estreñimiento es uno de los más comunes, del que se pueden derivar hemorroides o fisuras anales, que a la vez pueden terminar en anemia por pérdidas de sangre; en general hay todo un subgrupo de trastornos ligados a una mala alimentación; mala hidratación, que da problemas de piel, de cabello... y estos pequeños trastornos simplemente se van asumiendo, por lo que no desaparecen o empeoran hasta que son realmente graves", explica la experta del Instituto Danone, que aboga por una alimentación variada y con horarios establecidos como solución a estos problemas.
Son muchos los factores que influyen en la mala nutrición. Aparte del estilo de vida, "la tecnología de alimentos", afirma Serrano-Ríos, "ha contribuido a incluir en alimentos procesados ingredientes que facilitan la alergia; el consumo preferencial de determinados alimentos, a la vez que los nuevos métodos de laboratorio han contribuido a que se desarrollen estos problemas".
Para los expertos se trata de una especie de paradoja: la mejora del nivel de vida no ha hecho sino empeorar la calidad o el equilibrio en la alimentación y poner en grave peligro la dieta mediterránea. "Los españoles comemos mucho, comemos mal, apenas hacemos ejercicio físico y dormimos menos horas de las convenientes", afirma Isabel Ávila, miembro del Instituto Danone y presidenta de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), que acaba de presentar un estudio sobre hábitos saludables. El resultado ha sido un "suspenso absoluto". Según el informe, tan sólo el 6,6% de la población alcanza los objetivos de alimentación saludable respecto al consumo de frutas, verduras, pescado y legumbres.
Unos datos poco alentadores y mucho peores en equilibrio que los de los últimos años: "Antes era menos habitual que los jóvenes tomaran tantas calorías y no estaba en este peligro la dieta mediterránea; no sabemos por qué, pero aunque cada vez somos más exigentes con la salud y con la alimentación, al final nos cuidamos menos y nos alimentamos peor", afirma Ávila.
No están claras las razones del aumento ni tampoco la solución, pero existe consenso sobre cuál debe ser la principal vía de combate: la educación es la base para modificar unos hábitos más difíciles de cambiar conforme avanza la edad. "Esta falta de formación, de atención a la nutrición para una vida saludable, repercute en otros ámbitos muy graves, ya que se produce un riesgo de manipulación, porque la gente se cree todo lo que le cuentan sobre dietas, lo que se anuncia en televisión", asegura Serrano-Ríos. Un grave desconocimiento que se transmite de padres a hijos: "Los niños son grandes imitadores, por eso es muy importante que toda la familia coma lo mismo, eso de preguntarles a los niños qué quieren comer no se hacía en mi época", dice Cervera, "es vital que toda la familia coma lo mismo e introducir al niño pronto en la mesa familiar".
La responsabilidad es tanto familiar como escolar. Los expertos coinciden en que la educación alimentaria es un apartado olvidado y que es necesario potenciarla a todos los niveles de la educación. "En la asignatura de Educación para la ciudadanía", afirma Serrano-Ríos, "y en la carrera de Medicina, donde ni siquiera está bien reflejada la importancia de la nutrición; los médicos tienen una formación muy escasa, yo diría que casi ha habido menosprecio en este sector". La poca consideración que se ha dado a la nutrición no evita la existencia de otra paradoja. Hay preocupación, pero no acción. El estudio revela que el 75% está preocupado por llevar una dieta sana, aunque a la hora de la verdad todo se quede en buenas intenciones.
La presidenta de CEACCU cree que, en general, la sociedad padece "poca información y menos formación". Problemas de etiquetado y de tiempo para cocinar se suman al desconocimiento. Pilar Cervera asegura que para adquirir esta educación "hay que conocer los grupos alimentarios y mezclarlos de forma equilibrada". La experta en nutrición cree que "la dietética no está reñida con la gastronomía, es necesario cuidar la presentación y controlar la grasa y sal, pero tampoco eliminarlos". Factores que hagan más atractiva la variedad, sobre todo en lo que concierne a los niños, pueden ser clave para conseguir un cambio en esta cultura que se aleja peligrosamente de la dieta mediterránea.
Un atisbo de esperanza viene de la mano de la crisis. Ávila cree que la coyuntura económica "está cambiando ligeramente los hábitos, las familias están recuperando buenas costumbres en la mesa". Los productos base de la dieta mediterránea son, de hecho, algunos de los más económicos. Las legumbres, vegetales o los cereales cumplen ambos requisitos y tienen en este momento su oportunidad perfecta para recuperar el protagonismo en la mesa. Y es que, a la hora de comer, nada como los platos de la abuela.
Manuel Serrano-Ríos, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de Medicina, opina que "globalmente, una mala nutrición es un factor de riesgo más grave que el tabaco, ya que su impacto es mayor sobre muchos sistemas". Un grupo de expertos del Consejo Científico del Instituto Danone, que preside Serrano-Ríos, debatió la semana pasada sobre la importancia de invertir la mala tendencia en la alimentación durante un curso sobre nutrición y salud pública en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Pilar Cervera, ex directora del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética, también opina que las secuelas de comer mal se extienden más que las del tabaco. "Por eso tienen efecto las luchas contra el tabaco, porque se habla de consecuencias más concretas", asegura Cervera.
La obesidad, que ha sido la primera enfermedad no infecciosa de la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una pandemia, es la consecuencia más visible de una mala alimentación. Pero la necesidad de volver a la dieta mediterránea se apoya además en otros factores: "La prevalencia de alergias e intolerancias ha aumentado muchísimo en los últimos años", afirma Ascensión Marcos, experta del Grupo de Inmunonutrición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "Los malos hábitos en la alimentación repercuten en el sistema inmune", incide Marcos, "y aunque muchas alergias e intolerancias alimentarias están sin diagnosticar, se está diciendo que en 2010 entre el 40 y el 50% de la población europea va a padecer algún tipo de alergia".
La dificultad de diagnóstico se extiende a otros de los efectos de la mala nutrición, "trastornos sin gravedad pero que van mermando la calidad de vida, y de los que la gente no se preocupa hasta que no son verdaderos problemas", afirma Pilar Cervera. "El estreñimiento es uno de los más comunes, del que se pueden derivar hemorroides o fisuras anales, que a la vez pueden terminar en anemia por pérdidas de sangre; en general hay todo un subgrupo de trastornos ligados a una mala alimentación; mala hidratación, que da problemas de piel, de cabello... y estos pequeños trastornos simplemente se van asumiendo, por lo que no desaparecen o empeoran hasta que son realmente graves", explica la experta del Instituto Danone, que aboga por una alimentación variada y con horarios establecidos como solución a estos problemas.
Son muchos los factores que influyen en la mala nutrición. Aparte del estilo de vida, "la tecnología de alimentos", afirma Serrano-Ríos, "ha contribuido a incluir en alimentos procesados ingredientes que facilitan la alergia; el consumo preferencial de determinados alimentos, a la vez que los nuevos métodos de laboratorio han contribuido a que se desarrollen estos problemas".
Para los expertos se trata de una especie de paradoja: la mejora del nivel de vida no ha hecho sino empeorar la calidad o el equilibrio en la alimentación y poner en grave peligro la dieta mediterránea. "Los españoles comemos mucho, comemos mal, apenas hacemos ejercicio físico y dormimos menos horas de las convenientes", afirma Isabel Ávila, miembro del Instituto Danone y presidenta de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), que acaba de presentar un estudio sobre hábitos saludables. El resultado ha sido un "suspenso absoluto". Según el informe, tan sólo el 6,6% de la población alcanza los objetivos de alimentación saludable respecto al consumo de frutas, verduras, pescado y legumbres.
Unos datos poco alentadores y mucho peores en equilibrio que los de los últimos años: "Antes era menos habitual que los jóvenes tomaran tantas calorías y no estaba en este peligro la dieta mediterránea; no sabemos por qué, pero aunque cada vez somos más exigentes con la salud y con la alimentación, al final nos cuidamos menos y nos alimentamos peor", afirma Ávila.
No están claras las razones del aumento ni tampoco la solución, pero existe consenso sobre cuál debe ser la principal vía de combate: la educación es la base para modificar unos hábitos más difíciles de cambiar conforme avanza la edad. "Esta falta de formación, de atención a la nutrición para una vida saludable, repercute en otros ámbitos muy graves, ya que se produce un riesgo de manipulación, porque la gente se cree todo lo que le cuentan sobre dietas, lo que se anuncia en televisión", asegura Serrano-Ríos. Un grave desconocimiento que se transmite de padres a hijos: "Los niños son grandes imitadores, por eso es muy importante que toda la familia coma lo mismo, eso de preguntarles a los niños qué quieren comer no se hacía en mi época", dice Cervera, "es vital que toda la familia coma lo mismo e introducir al niño pronto en la mesa familiar".
La responsabilidad es tanto familiar como escolar. Los expertos coinciden en que la educación alimentaria es un apartado olvidado y que es necesario potenciarla a todos los niveles de la educación. "En la asignatura de Educación para la ciudadanía", afirma Serrano-Ríos, "y en la carrera de Medicina, donde ni siquiera está bien reflejada la importancia de la nutrición; los médicos tienen una formación muy escasa, yo diría que casi ha habido menosprecio en este sector". La poca consideración que se ha dado a la nutrición no evita la existencia de otra paradoja. Hay preocupación, pero no acción. El estudio revela que el 75% está preocupado por llevar una dieta sana, aunque a la hora de la verdad todo se quede en buenas intenciones.
La presidenta de CEACCU cree que, en general, la sociedad padece "poca información y menos formación". Problemas de etiquetado y de tiempo para cocinar se suman al desconocimiento. Pilar Cervera asegura que para adquirir esta educación "hay que conocer los grupos alimentarios y mezclarlos de forma equilibrada". La experta en nutrición cree que "la dietética no está reñida con la gastronomía, es necesario cuidar la presentación y controlar la grasa y sal, pero tampoco eliminarlos". Factores que hagan más atractiva la variedad, sobre todo en lo que concierne a los niños, pueden ser clave para conseguir un cambio en esta cultura que se aleja peligrosamente de la dieta mediterránea.
Un atisbo de esperanza viene de la mano de la crisis. Ávila cree que la coyuntura económica "está cambiando ligeramente los hábitos, las familias están recuperando buenas costumbres en la mesa". Los productos base de la dieta mediterránea son, de hecho, algunos de los más económicos. Las legumbres, vegetales o los cereales cumplen ambos requisitos y tienen en este momento su oportunidad perfecta para recuperar el protagonismo en la mesa. Y es que, a la hora de comer, nada como los platos de la abuela.
Buenas intenciones, malos hábitos
Buenas intenciones pero poco más. El estudio presentado la semana pasada por la Confederación española de organizaciones de amas de casa, consumidores y usuarios (CEACCU) revela que la mayoría de los españoles (74,4%) se preocupa por llevar una vida sana.
La teoría está muy bien y casi todo el mundo se la sabe. Sin embargo, en la práctica son realmente muy pocos los que tienen buenos hábitos o se preocupan por adquirirlos. El informe, realizado a partir de 5.500 encuestas, recoge los errores más frecuentes y que más se reconocen: no tomar suficientes frutas y verduras (el más común), no hacer un desayuno completo y comer muy pocas legumbres. Isabel Ávila, presidenta de CEACCU, valora la situación como un serio peligro para la dieta mediterránea y lamenta que en la sociedad falte �tiempo e información para atender a la alimentación.
Son los mayores, según el estudio, quienes más se preocupan por la dieta y se alimentan de forma más equilibrada, son precisamente quienes ya tenían los hábitos adquiridos, dice Ávila. Por sexos, el hombre es quien menos se preocupa por seguir una dieta en condiciones y, entre ellos, son los solteros, divorciados y la gente con bajo nivel de estudios los que menos se cuidan en este sentido.
El ejercicio físico casi brilla por su ausencia. Sólo el 27% confiesa realizar algún tipo de ejercicio o deporte (incluidos paseos de media hora o de más tiempo). Y, además, se duerme poco. Más de la mitad duerme menos de siete horas diarias recomendadas y la siesta tiende a desaparecer. Así, el 60% de la población no se la echa nunca.
Los distintos factores están encadenados, cuando se cambia uno se cambian todos, señala Ávila sobre la tendencia a agrupar los hábitos, ya que está comprobado que quienes tienen costumbres escasamente saludables suelen tener más de una.
El fumador habitual consume, en general, menos fruta que el no fumador, advierte la presidenta de la CEACCU. Para Ávila, uno de los papeles más importantes en esta lucha contra la desinformación alimentaria lo tienen los medios de comunicación.
La teoría está muy bien y casi todo el mundo se la sabe. Sin embargo, en la práctica son realmente muy pocos los que tienen buenos hábitos o se preocupan por adquirirlos. El informe, realizado a partir de 5.500 encuestas, recoge los errores más frecuentes y que más se reconocen: no tomar suficientes frutas y verduras (el más común), no hacer un desayuno completo y comer muy pocas legumbres. Isabel Ávila, presidenta de CEACCU, valora la situación como un serio peligro para la dieta mediterránea y lamenta que en la sociedad falte �tiempo e información para atender a la alimentación.
Son los mayores, según el estudio, quienes más se preocupan por la dieta y se alimentan de forma más equilibrada, son precisamente quienes ya tenían los hábitos adquiridos, dice Ávila. Por sexos, el hombre es quien menos se preocupa por seguir una dieta en condiciones y, entre ellos, son los solteros, divorciados y la gente con bajo nivel de estudios los que menos se cuidan en este sentido.
El ejercicio físico casi brilla por su ausencia. Sólo el 27% confiesa realizar algún tipo de ejercicio o deporte (incluidos paseos de media hora o de más tiempo). Y, además, se duerme poco. Más de la mitad duerme menos de siete horas diarias recomendadas y la siesta tiende a desaparecer. Así, el 60% de la población no se la echa nunca.
Los distintos factores están encadenados, cuando se cambia uno se cambian todos, señala Ávila sobre la tendencia a agrupar los hábitos, ya que está comprobado que quienes tienen costumbres escasamente saludables suelen tener más de una.
El fumador habitual consume, en general, menos fruta que el no fumador, advierte la presidenta de la CEACCU. Para Ávila, uno de los papeles más importantes en esta lucha contra la desinformación alimentaria lo tienen los medios de comunicación.
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